1. PREGÚNTATE QUÉ SABES TÚ QUE LOS
DEMÁS NO SEPAN
En
tu interacción con el resto de personas, es posible que se den casos en los que
hagas referencias a hechos o cosas que los demás desconocen. Dar por hecho que
el resto de personas tienen la misma información que uno mismo puede hacer que
la conversación sea poco fluida o incluso tenga algunos momentos algo incómodos.
2. DA MÁS CREDIBILIDAD A LOS GESTOS QUE
A LAS PALABRAS
Las
personas pueden mentir con las palabras, pero es mucho mas fácil mentir con el cuerpo. Es por eso que los gestos de
la cara, la postura y los movimientos de cabeza o brazos darnos una información
que, en las ocasiones en las que no es ambigua, resulta más fidedigna que la que nos proporciona el contenido
de su discurso.
3. PIENSA EN CÓMO TE VEN A TI
Para
interpretar mejor lo que hacen las personas que se encuentran a tu alrededor,
es buena idea pensar primero en
cómo pueden estar interpretando lo que tú haces. Realiza esfuerzos para
tener en cuenta que lo que haga el resto depende en gran parte de cómo te
perciban.
4. NO TENGAS MIEDO EN PREGUNTAR
Ciertos
aspectos relevantes bien merecen una pregunta. Cuando notes que hay algo que se
interpone entre tú y los demás en vuestra comunicación, valora la posibilidad de preguntar
directamente de qué se trata. Sin embargo, también es bueno que te
plantees qué posibles temas no es bueno que sean atacados frontalmente en
vuestra conversación, ya que algunas preguntas pueden poner a los demás en una
situación violenta o pueden herir la sensibilidad de alguien al ser expuestos
totalmente.
RECUPERADO DE : https://psicologiaymente.com/inteligencia/inteligencia-interpersonal
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